El principio KISS (Keep It Simple and Straightforward) aplicado al diseño y desarrollo de sistemas de envase está más de actualidad que nunca. El consumidor requiere envases simples, fáciles de usar y tratar en su fin de vida; mientras que el envasador necesita la justa cantidad del material más adecuado para la aplicación que le ayude a mantener los costes de envasado a raya.
El hecho de que esta tendencia de fondo vuelve a ser de actualidad queda reflejado en el desarrollo de diferentes normas y referenciales que se establecen como guías para conseguir el objetivo de “hacer más con menos” y de manera segura (sobre todo en el sector agroalimentario).
Así en enero 2013, ISTA lanzó la guía para diseño de packaging responsable (Responsible Packaging by Design –RpbD- Guide) como referencial que describe las etapas a considerar en las fases de diseño, pruebas y evaluación de packaging responsable y acorde a los requerimientos de la industria, del consumidor y de las regulaciones en vigor. Este estándar pretende conseguir:
Objetivos similares son los que persiguen las nuevas series ISO 1860x:2013 focalizadas en Packaging y Medio Ambiente publicadas a principios de 2013. En concreto la norma 18602:2013 establece la guía para el desarrollo del denominado packaging funcional, o envase que consigue cumplir con las funcionalidades que le son propias con el mejor uso de los recursos disponibles. La norma 18603:2013 establece las pautas propias de la reutilización de envase, mientras que las normas 18604 á 18606 se centran en la recuperación de recursos (reciclado de materiales y energía) a partir del envase.
Así actualmente, un packaging de éxito debe ser un packaging completo y que como mínimo comprenda las siguientes funciones: atracción, información, contener, protección, usabilidad, sostenibilidad, legalidad e interacción con el producto.
La priorización de las funciones depende del producto a envasar, del consumidor target…pero es importante considerarlas todas. Dada la diferenciación de productos, envasadores, consumidores, es recomendable desarrollar herramientas internas de desarrollo de packaging para la evaluación del grado de cumplimiento de las funciones claves.
En conclusión, el exceso penaliza la imagen del packaging, se persigue devolver el protagonismo al contenido, sin artificios, sin overpacks, con packaging centrado en su funcionalidad. Es la vuelta al KISS Packaging, el producto y el pack son una pareja indisociable, hay que trabajar esa conexión con el objetivo de ofrecer al consumidor la mejor experiencia de consumo, garante del éxito del producto, entendido como conjunto del contenido y del continente.
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